Psicología ante el aislamiento
Javier de la Torre – Psicólogo en Valencia
Consejos psicológicos para afrontar mejor la cuarentena por el COVID-19 (Coronavirus)
¿Qué significa el aislamiento? El aislamiento es la separación total del entorno y/o del otro, es un estado de soledad. La primera característica de esta situación es que no es elegida. Es un aislamiento forzoso, inesperado, un corte profundo a todas nuestras expectativas sobre lo que iban a ser estas dos semanas. La soledad del aislamiento puede llevar a determinadas personas a estados internos poco deseables, por ejemplo ante la idea de no poder ver libremente a nuestros seres queridos. Para todos nosotros esta puede ser una experiencia complicada y al mismo tiempo una oportunidad muy interesante. De todas las facetas por explorar de uno mismo, las cualidades introvertidas suelen ser las menos entrenadas. La ruptura total de los quehaceres de nuestro día a día nos sitúa ante la oportunidad de instaurar nuevos hábitos y rutinas, de explorar actividades que tenemos pendientes como la escritura, la lectura, el ejercicio, la reflexión, etc… Es evidente que la situación actual es pasajera y la normalidad se instaurará en poco tiempo, pero para evitar preocupaciones excesivas es recomendable: Mantener una rutina diaria, por ejemplo dedicar la mañana a las tareas como la limpieza o el trabajo, y la tarde al ocio, deporte, tecnología o charlar con las personas cercanas. Las videollamadas pueden ayudarnos a mantener el contacto con nuestros seres queridos, especialmente útil si vivimos solos. Si se está con la familia, dedicar parte del tiempo a estar en compañía.
En caso de necesidad, ser colaborador con los demás. No dedicar demasiado tiempo a sobre informarse o a dialogar constantemente sobre el tema en cuestión. Realizar alguna actividad deportiva adaptada al hogar, internet tiene numerosos ejemplos. Dedicar tiempo al aprendizaje de cosas nuevas, por ejemplo charlas TED. Escribir nuestros pensamientos puede ayudarnos a entender mejor lo que sentimos. Muchas veces uno no puede estructurar lo que piensa hasta que lo escribe o lo dice en voz alta. Por encima de todo es una situación perfecta para dedicar tiempo a pensar, meditar sobre cómo nos afecta la inesperada desaparición de nuestra rutina. La soledad y el silencio esconden un espacio de calma, al que es difícil llegar si uno no se acerca sutilmente. Actividades que ralentizan la excitación del cuerpo, como leer o escribir, pueden ser una perfecta preparación para dedicarle unos minutos al silencio, un silencio consciente y observado, un espacio dedicado al “no hacer”, alejado de todos los planes que teníamos en mente. La completa destrucción de la rutina habitual es una oportunidad para observar nuestros hábitos y decidir de forma más consciente cuáles nos benefician y cuáles, por el contrario, nos hacen menos libres.